30 víctimas de la violencia acudieron al Salón elíptico del congreso de la república a contar su tragedia. Entre sollozos, voces cortadas, algunos con rezagos de las heridas provocadas por los victimarios; transcurrió la sesión del congreso.
Indígenas, comunidades negras, desplazados, secuestrados, familiares de congresistas en cautiverio, victimas de masacres. Todos testigos de una cruda realidad que reclamaban a los mal llamados "Padres de la Patria" justicia y reparación.
Y muchos de esos "padres de la patria", padres desalmados e indiferentes, fueron los que abandonaron el recinto, dejando a tras los testimonios inagotables y desgarradores de las víctimas de una violencia absurda y excesivamente cruel.
Hace poco el congreso en pleno y con atención, escuchó a los victimarios, a los líderes paramilitares. Hoy se niegan a oír a las victimas, se niegan a actuar y en acto cínico niegan el mismo conflicto armado.
Los pocos congresistas que escucharon a las víctimas eran de la bancada de los partidos Liberal y del Polo Democrático, ambos partidos de oposición. Hasta cuando el gobierno y la coalición pensaran que los testimonios de las víctimas y el acuerdo humanitario son banderas de oposición. Hasta cuando la justicia será para los victimarios y no para las victimas. Hasta cuando.
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