En el discurso de posesión del general Oscar Naranjo, (en consecuencia de la remoción de cargo de un buen número de comandantes y generales del ejército nacional, por escándalos relacionados con el espionaje), el presidente Álvaro Uribe Vélez realizó un fuerte discurso que apagó nuevamente la posibilidad de un acuerdo humanitario.


Entre otras cosas, insistió en el rescate a sangre y fuego de los secuestrados, entre ellos la ex candidata Ingrid Betancourt, esto pese a la disposición del Gobierno Francés, de contribuir en la negociación.

Uribe dijo que las condiciones en las cuales eran mantenidos los secuestrados se asemejaban a los campos de concentración de la Segunda Guerra mundial. Sin embargo era él, quien negaba con sus palabras la posibilidad del reencuentro y sus familias.


Su discurso se limitó a amenazar a las FARC, insistir en el rescate militar y enterrar el Acuerdo Humanitario. Es preocupante que ante las palabras de Uribe las FARC puedan tomar represarías en contra de los secuestrados.

Si bien es válida hacer la comparación de las condiciones de secuestro en Colombia con los campos de concentración. También es valido establecer la analogía entra Hitler y Uribe, dos hombres indolentes y ajenos a la condición humana.