Tras la liberación masiva de guerrilleros por parte el gobierno central, con el fin de dar un paso en el acuerdo humanitario, las FARC catalogaron a los guerrilleros liberados de las cárceles como desertores de sus filas, y a los que rechazaron la excarcelación, los designó como fieles seguidores de la “lucha revolucionaria”.

El gesto unilateral de la excarcelación, ha sido catalogado por unos como un acto ingenuo y por otros como un acierto que inicia una posible negociación. Sin embargo lo único cierto es la hostil respuesta del grupo armado ilegal, que vio como una ofensa dicho acto.

Si bien la decisión del gobierno ha suscitado todo tipo de opiniones en la esfera política nacional e internacional, por lo menos, se consolida como un intento por iniciar una posible negociación. Sin embargo el grupo subversivo ha cortado toda posibilidad de diálogo, dejando nuevamente el acuerdo humanitario en un incierto limbo. Es lamentable que la vida y la libertad de las personas estén condicionadas a las decisiones individuales de un mandatario o una cúpula subversiva.

Colombia clama por un acuerdo humanitario.